Óscar Mora

Entrevista a Rosa Ribas

«Gracias a la experiencia de ser extranjera he llegado a ser la escritora que soy» Rosa Ribas (El Prat de Llobregat, 1963) viajó en 1991 a Alemania con la intención de pasar un año, y ya lleva 25 allí. Pero una parte de ella se quedó en la comarca de sus abuelos, El Maestrazgo, y ahora lo recupera con una novela sobre emigración y licantropía, “La luna en las minas”. Con doce novelas publicadas en once años, la autora, conocida por sus serie de la la comisaria Cornelia Weber-Tejedor, teje un relato sobrenatural con los pies en el suelo que nos pone frente a realidades como la xenofobia y la aceptación del otro. Rosa Ribas, La luna en las minas. Editorial Siruela, 248 páginas, 16,95 € Después de una larga lista de novelas negras y una novela de superhéroes (de superheroína) realmente atípica, publica ahora “La luna en las minas”, en la que el protagonista es un licántropo. ¿El cuerpo le ha pedido alejarse de los crímenes para girar hacia la ciencia ficción? Procuro ir alternado. Ya lo hice con Miss Fifty, la superheroína, también con Pensión Leonardo. Más que descansar de los crímenes, necesito descansar de los imperativos del género negro. Tal como lo escribo yo, es un trabajo muy estricto de planificación, de estructuración, de control. Escribir novelas que no sean de género –y creo que esta no lo es, a pesar del hombre lobo- me permite escribir con mayor libertad, improvisar más, cambiar de planes, otras libertades de estilo y de contenidos.   Lo primero que llama la atención –por si un hombre lobo no fuera suficiente- es la ambientación en la comarca del Maestrazgo, un lugar con poca tradición como escenario literario pero con un atractivo como espacio físico e incluso de frontera. ¿Cómo ayuda ese paisaje a hacer creíble un personaje-bestia? En un principio quería que la historia transcurriese en Galicia, por la tradición del lobisome. Escribí una primera versión así, pero me di cuenta de que algo fallaba. En cuanto decidí llevarla al Maestrazgo, que es un territorio que conozco, que es familiar, pues mis abuelos maternos eran de allí, noté que el lobo empezaba a caminar con paso firme. El paisaje del Maestrazgo me permitió, además, crear una leyenda propia que explique la licantropía de Joaquín, una leyenda arraigada en la historia del Maestrazgo y un paisaje singular, áspero y remoto, en el que podemos perfectamente imaginar que se esconde la bestia.   Hay un profundo transfondo que trata la emigración española a Alemania, que tiene ecos en las migraciones modernas; ¿no temía que el hecho de tener un protagonista propio del género fantástico y de terror quitase importancia o brillo a ese tema? Todo lo contrario. Escribir sobre este tema era para mí una deuda pendiente desde hacía muchos años, desde que, documentándome para mi primera novela negra, “Entre dos aguas”, entrevisté a muchos emigrantes españoles en Frankfurt. Sus historias me impresionaron tan vivamente que incluso me tomé la libertad de “colarlas” en breves capítulos en la novela. Pero eran sólo  escenas breves que contaban momentos puntuales de la vida de algunos personajes. Me quedó pendiente escribir una novela que hablase de la emigración de los sesenta a Alemania, sobre la que se ha escrito poquísima ficción, a pesar de la importancia que tuvo. Pero lo que no quería era escribir una historia realista al uso, de ahí que decidiera introducir un elemento fantástico encajado en una forma de contar realista, casi naturalista. Por eso en la novela he evitado de manera muy consciente los recursos estilísticos propios del género fantástico. Es un mundo real, reconocible, en el que, por otra parte, resulta coherente que haya un muchacho licántropo.   La familia, la deshumanización del extraño, la imposible convivencia con los demonios interiores de cada uno… son algunos de los temas que aborda “La luna en las minas”, ¿en qué se inspiró para crear un personaje tan atormentado? Mi idea es mostrar la parte humana del licántropo. Cuando este personaje aparece en libros o películas, se nos suele mostrar sólo la parte más truculenta. Vemos cómo se transforma, se cubre de pelo, le salen una garras enormes, el hocico, gruñe… Lo que a mí me interesaba es el ser humano. Contar qué siente esa persona, cómo se enfrenta a la maldición de portar esa bestia en su interior, su lucha constante –que no deja de ser la lucha de todos los humanos- porque su parte humana, racional y educada, logre evitar que la parte animal siga sus instintos y mate. Quería hablar de la soledad, de los miedos, de la búsqueda de afecto y amor. En “La luna en las minas” nunca veremos a la bestia. Porque la historia es la de Joaquín y él desparece cuando la bestia se apodera de él, cómo es y qué hace la bestia sólo podemos imaginarlo. Usted misma lleva más de 25 años siendo extranjera en Alemania, ¿cuánto hay de la experiencia de Rosa Ribas en el proceso de emigración que se cuenta en la novela? Mucho, aunque  mi historia es muy diferente. Yo me marché con la intención de pasar un año en Alemania para aprender el idioma. Después decidí quedarme. Siempre he pensado que esa fue la mejor decisión de mi vida y estoy convencida de que gracias a eso, a la experiencia de ser extranjera, he llegado a ser la escritora que soy.   Al igual que la novela negra, la novela de fantasía o de terror suele tener una consideración de “género menor”, situando las historias de fantasmas en una posición más “literaria”. ¿Ha buscado reivindicar, o modernizar, un tema tan marginal como la licantropía? No. He tomado, como hago también cuando escribo novela negra, los elementos que la literatura, sea cual sea el género, me ofrece para contar lo que quiero contar del modo que me parece mejor. Anteriormente, ha creado personajes femeninos protagonistas de novela negra muy marcados y peculiares, abriendo una brecha que estaba poco transitada. ¿”La … Leer más

Entrevista con Luci Romero

Luci Romero (Cabra, 1980) es la autora de los poemarios ”Autovía del este” y “El diluvio”, y coeditora de “Flechas de Atalanta”. En 2010 recibió el premio Voz+Joven de La Casa Encendida. En su último libro, “Western” (Editorial Delirio), reivindica la lectura poética del género de películas del oeste, usando títulos clásicos para actualizar el mito del héroe trágico y otros temas recurrentes como la frontera itinerante, el duelo o la propia historia de la construcción de Estados Unidos. Hace tres años, abrió Bartleby, una librería independiente en el barrio de Ruzafa, desde la que contesta a nuestras preguntas. Luci Romero; Western. Editorial Delirio, 66 páginas, 7€ Los Western tienen una carga poética muy grande Acaba de publicar un libro de poesía cuyo “leitmotiv” son las películas del oeste, ¿no están los western pasados de moda? No creo que los western estén pasados de moda. Hubo un antes y un después cuando Clint Eastwood rodó “Sin perdón”, que actualizó el género. De un tiempo a esta parte, están apareciendo western muy interesantes como por ejemplo, y es muy reciente, Bone Tomahawk, donde se mezcla cine del oeste y canibalismo, o una de mis western favoritos de los últimos tiempos, The proposition. No creo que se haya quedado como tal en el pasado, sino que sigue cargando con la losa de la etiqueta de “cine para hombres. ¿Cuál es el valor poético de los “western”? Muchísimo, se tratan temas como el de la frontera en tanto que algo no tangible, el duelo, el mito, el héroe trágico, el hombre contra la naturaleza salvaje, o la propia historia de los Estados Unidos. Los western tienen una carga poética muy grande, abordan grandes temas universales con cierto lirismo que no he encontrado en otros géneros. Me interesaba la figura de la mujer, porque casi siempre en los western, la parte más épica estaba en manos de los hombres; sin embargo,  he rescatado en estos poemas un par de diálogos femeninos que son demoledores. A mí lo que me interesaba era tratar algunos de los temas clásicos del western, como la naturaleza salvaje, el desacuerdo, cómo se establecen fronteras… y llevármelos al terreno poético. ¿Es “Western” una reivindicación de la frontera, de la frontera física y de la frontera interior?  En parte sí, aunque no era mi principal objetivo. Cuando de pequeña veía las películas del oeste, para mí eran como una epopeya. El vaquero solitario atravesando la llanura y llegando a un pueblo desconocido es el mito del héroe trágico, al fin y al cabo. He querido perfilarlo desde ciertos procesos históricos, viendo cómo se han ido configurando esas fronteras, tanto físicas como históricas. Las fronteras pueden ser también imaginarias, mentales; son un estado transitorio. El western refleja un proceso de itinerancia, lo que representa un proceso de frontera histórica que se convierte en frontera física. A mí me ha interesado siempre el mito que hay en el western, la manera en que se trata la muerte, la ausencia de leyes… por ejemplo, hay una película magistral en ese sentido, “El juez de la horca”, donde Paul Newman tiene varios diálogos que te hablan de la ausencia de la ley absolutamente demoledores. Resulta complicado, pero no imposible, hacer nuevos lectores de poesía Entonces, ¿qué parte de lo que no se ve en las películas pretendía mostrar? No trato ningún tema que no esté ya visto. Refleja la naturaleza humana, y en mi caso, como me fascina el western, me lo he llevado a un terreno en el que creo que no se había tratado, el de la poesía. Algunos lectores me han dicho que, al leer este libro, les ha llevado al terreno y los paisajes típicos del género. No sé si al lector le han de gustar las películas del oeste previamente a leer el libro, todavía no he tenido suficiente retorno de los lectores. Este poemario tiene un lenguaje muy narrativo, pero a la vez está muy destilado, hay una búsqueda de lo esencial y de hacer que brille un cierto ritmo y una cierta adjetivación entre lo árido y lo onírico. En este caso sí, mi idea era dejar el texto muy limpio, muy desbrozado. No pretendía narrar una historia, ni siquiera en los fragmentos que hay de prosa poética.  En la parte lírica necesitaba que el vocabulario, tanto la adjetivación como los sustantivos, estuviesen relacionados de manera muy férrea con el tema. Sé que el resultado podría resultar redundante, pero eso es lo que quería: ubicar al lector en el espacio mítico del western. Trato de jugar con dos realidades: la propia de las películas, y la historia que hay detrás de ellas. Hay ciertas películas que muestran periodos muy concretos de la historia de Estados Unidos. En otros casos, se trata simplemente de una historia en donde hay un bueno, un malo, hay muerte, hay venganza, hay un héroe que muchas veces puede ser el forajido, como en una de mis favoritas “Cielo amarillo”, de Gregory Peck. Durante la revisión limpié mucho los poemas, en muchos casos quité versos enteros para tratar de conseguir ese efecto del que te hablo. Sin embargo, el libro tiene dos momentos que rompen a propósito la ambientación. Hay dos momentos en los que intento sacar al lector de la ambientación, efectivamente: en el poema que da nombre al libro, lo hago hablando del decorado de las películas. Y al final, reflejo algo que me ocurrió en Tabernas, en uno de esos decorados que quedan de las películas del oeste que se rodaban allí. Quise entrar a uno de ellos para hacer unas fotos, pero no me dejaron, con el argumento de “El espectáculo ha terminado”, lo cual me pareció la mejor manera de cerrar el libro. De alguna manera, resume mi intención de aunar por un lado la sustancia histórica que sustenta el western, y por otro la poética y la narrativa del género. Como decía Fernández Santos, el crítico, el cine del oeste es un poema de la exploración. Creo que es … Leer más

Entrevista a Clara Usón

Recuperándose de una contractura en el brazo que le causaron las horas de escritura de su anterior libro, Clara Usón (Barcelona, 1961) presenta “Valor”, su nueva novela, en la que recupera la revolución de Jaca, los problemas de una adolescente actual y la exclusión social que vive una vendedora de preferentes, mezclando varios planos narrativos con gran talento y eficacia. Clara Usón, Valor. Editorial Seix Barral. 320 páginas, 19 € Los tres tiempos narrativos de “Valor” están hilados de una línea a otra, sin solución de continuidad entre párrafos. Además de la habilidad narrativa, ¿es una manera de jugar con el lector y ofrecerle un asidero entre tres historias aparentemente tan distintas? No tengo la intención de descolocar al lector, no es un truco narrativo, sino que he tratado de poner toda la dificultad en el lado de la escritura y no en el de la lectura. Creo que no hay que pedir grandes esfuerzos al lector, y menos con los nuevos hábitos de lectura y con la forma que tenemos hoy en día de leer. No es que quisiera que la lectura fuera fácil en sí, sino que se pudiese realizar una lectura simultánea que no desconcierte, sino que dé la impresión de que todo sucede a la vez. Pasada la sorpresa inicial, trato de que el lector disfrute de lo sucesivo. Creo que se entra en seguida en el juego narrativo y se sigue sin problemas. Fíjate, me ha sorprendido que he tenido lectores muy jóvenes que no han tenido problemas, mientras que personas de mayor edad sí han encontrado dificultades. La forma que tenemos de percibir la realidad a través de Internet es muy similar, aunque no ha sido premeditado. Por ejemplo, mi sobrina de dieciséis años ha leído “Valor” con fluidez, mientras que su madre sí ha tenido problemas. No creo que la literatura sea terapéutica, no tiene mensajes absolutos que ofrecer Permítame el juego de palabras malo, pero hay que tener Valor para armar una novela con una vendedora de preferentes, un franciscano croata colaborador en el exterminio de los serbios, un gigoló levantino, un golpista contra Franco… Cuando estaba escribiendo la novela, ¿no se le pasó por la cabeza que era una mezcla de elementos muy diferentes entre sí? Algunos lectores me lo han reprochado, y sé que se trata de un riesgo. Verás, después de escribir “La hija del este” había una expectativa sobre qué sería lo siguiente que iba a publicar, y yo sabía que habría una exigencia alta. Lo fácil hubiese sido hacer lo mismo, pero yo no quería, y decidí arriesgarme. Al hacer literatura tiene que haber riesgo, tiene que intentarse descubrir nuevos caminos. Quise contarlo todo a la vez, porque en una novela siempre hay ripios, pasajes de transición, de relleno… que tanto el lector como el escritor reconocen. He tratado de hacer una novela con la intensidad de un cuento, en la que el ritmo no decayera. En la escritura, si siempre vas sobre seguro crearás algo que ya está hecho. Los personajes dialogan entre sí mediante sus acciones a lo largo de la novela, conectados por un hilo invisible que borra la frontera del tiempo. ¿Qué dificultad le plantea hacer este juego mezclando personas reales con personajes de su invención? No soy original aquí, desde Tolstoi hasta la Iliada se mezclan los personajes que todo el mundo conoce con los inventados, lo real y lo imaginario. Una vez que se hace esto, en la novela todo se vuelve ficción. Eso sí, cuando cuento hechos históricos e introduzco personajes reales soy absolutamente rigurosa, no atribuyo acciones que no tuvieran lugar, porque entonces perdería verosimilitud. La historia se escribe con mayúsculas y con minúsculas, la de los grandes hombres y la que hacemos todos. Los personajes se reflejan unos en otros con lo que hacen, y ante situaciones similares, límite, reaccionan de distintas maneras. Más allá del riesgo, de cómo reaccionan, en la novela está la acepción de “Valor” como principio moral. La revolución, la voluntad de cambiar el mundo, estar dispuesto a perder la vida por ello… ahora mismo el dogma religioso y el valor absoluto del siglo XXI, es el dinero, que ejerce una violencia absoluta sobre todos. España es un país muy bueno para ser torero o futbolista, pero para ser escritor hay que tener madera de héroe Una de las lecturas de “Valor” es que tercamente nos obstinamos en repetir maldades y errores en la Historia, por más personajes luminosos que haya en ella. ¿Es una condición humana a la que no podemos renunciar? Obviamente, no se trata de un descubrimiento personal, se ha dicho en muchas ocasiones, como decía Hegel, se trata de la madlcicion de la humanidad: puede haber progreso material, científico, sobre el transporte… pero el progreso nos está llevando a otras cosas, como el cambio climático. La maldad y la bondad no han cambiado, el progreso no nos ha hecho mejores. Por eso tiene sentido seguir escribiendo novelas y cometer los mismos errores. La humanidad como tribu tiene rasgos paulovianos, cuando siente miedo reacciona de la misma manera y los gobernantes utilizan eso para ejercer el control. Somos muy manipulables, nos encontramos en un periodo de franca involución, repitiendo errores de los años 30. Al investigar, veía un paralelismo en los 20 y 30 con lo que ocurre ahora. Descrédito de las instituciones, injusticia, desigualdad… y que se apuntaban los fascismos. Todo esto está ocurriendo de nuevo. Exploramos las mismas emociones. ¿Qué papel tiene la literatura en toda esa Historia, puede ofrecer algún tipo de salvación? No creo que la literatura sea terapéutica, no tiene mensajes absolutos que ofrecer. Pero tampoco la pintura u otras artes. Si tú quieres cambiar la humanidad no escribas una novela, escribe la Biblia, el Corán, El Capital… la ficción sirve para indagar en el conflicto del corazón humano consigo mismo, para hacerse preguntas, sin recetas ni salvaciones. Solo te ayuda a reflexionar, porque son mentiras que en el fondo son verdad. Descubres que los … Leer más

Entrevista a Gonzalo Suárez

Me preocupa cuando se vota a los corruptos como si la gente se identificara con ellos Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934) presenta su última novela,Con el cielo a cuestas (Literatura Random House), en la que vuelve a plasmar un universo particular plagado de personajes singulares y paisajes memorables, entre los que destaca París. El París de la novela es muy «cortazariano», con personajes desubicados que andan persiguiéndose entre ellos y a ellos mismos, buscándose para no encontrarse. Cada uno lanza una historia diferente, desde una novela negra al estilo de Chandler hasta una crónica sucia de la primera emigración argelina. Lorenzo Masaní se ve envuelto casi contra su voluntad en una trama policiaca por las calles de la ciudad de la luz. Quizá la mejor manera de abordar “Con el cielo a cuestas” sea interpretándola como un regreso sentimental a un París que ya no existe, ¿qué queda de ese París, si queda algo? ¿Parte del espíritu de esta novela es preservar un lugar mítico en la memoria? Como toda gran ciudad, París ha sufrido cambios, pero sigue provocando la fascinación que suscitaba antaño. Puede que en “Con el cielo a cuestas” haya reminiscencias del París que yo conocí y, sin duda, ese es uno de los atractivos de la novela, pero no deja de ser un paisaje o un contexto a no confundir con el sentido del libro ni la razón por la que lo escribí y lo leen. Es un París muy cortazariano, con personajes desubicados que andan persiguiéndose entre ellos y a ellos mismos, buscándose para no encontrarse, y cada uno lanza una historia diferente, desde una novela negra al estilo de Chandler hasta una crónica sucia de la primera emigración argelina. Esa es una buena descripción promocional de “Con el cielo a cuestas”, no una pregunta que requiera respuesta. No me considero un intelectual inquieto, aunque la realidad me resulte inquietante Ingmar Bergman dijo “Tengo muchas fantasías… me imagino, a veces, matando a alguien”. Usted ha dicho en alguna ocasión que le gustaría protagonizar crímenes hollywoodienses ¿La literatura y la ficción nos permiten soñar hasta con lo más terrible, es la ficción una vida paralela que hace más soportable la terrenal? También es un proceso de conocimiento a través del juego. “Con el cielo a cuestas” tiene alma cinematográfica: un macguffin en forma de cuadro, dos puntos de giro coherentes con la trama y sorprendiendo al lector, unos personajes memorables… ¿nació como un guión? En absoluto. El entramado literario y el estilo son tan específicamente literarios que tienen una difícil translación al cine. Resultaría, sin embargo, apasionante intentarlo.  La profusión de historias, saltos en las tramas, diálogos insinuados… sugiere una estructura de caos ordenado, como un juego donde el narrador reparte cartas marcadas ¿Cómo se manifiesta la idea de juego, tan presnete en su cine y literatura, en “Con el cielo a cuestas”? En ningún momento se le hace trampa al lector pretendiendo, como en otras novelas, que un libro es como la vida misma. Ahí radica la diferencia. Este es un libro de verdad porque sólo pretende ser lo que es: un libro. Propone el placer de leer como el vértigo de deslizarse por un tobogán. La novela rehúye de una imagen glamourosa de París, poniendo el foco sobre su lado más gris y sórdido. París –y por extensión Francia-, ¿ha dejado de ser una Arcadia feliz para la cultura? El mundo entero ha tirado la cultura a la papelera y quizá Francia, a diferencia de España, siga siendo un exponente donde la cultura es signo de identidad. Sobre todo, la suya. Su protagonista es Lorenzo Massaní, un personaje desubicado y paralizado en ciertos pasajes, pero el verdadero personaje-hallazgo de la novela es la transexual Frederica Gallet. ¿Por qué nos atraen tanto los malvados, los malvados porque sí? No lo sé. Me preocupa más cuando votan a los más zafios y corruptos como si se identificaran con ellos.  ¿La ironía y el sarcasmo son dos objetos irrenunciables en su obra? ¿Tú crees? ¿Te refieres a “Remando al viento”, ¿A  “El detective y la muerte”?, ¿A “Ciudadano Sade”? o quizá “Al lado oscuro”, “La Regenta”, “Beatriz” o “Los Pazos de Ulloa” y otras muestras que responden sobradamente a tu pregunta.  El intelectual inquieto –como es su caso, que dirige cine, escribe novelas, graba ópera y se cuestiona continuamente la realidad- está cada vez menos presente en la actualidad española, ¿qué nos está pasando? No me considero un intelectual inquieto, aunque la realidad me resulte inquietante. No tengo respuestas ni soluciones. “Con el cielo a cuestas” es un intento más de hacer confluir la memoria con la imaginación como alternativa al entorno. Entrevista publicada en el Diario Información (suscriptores)

Entrevista a Laura Pachecho

Todo queda en familia Laura Pacheco (Almería, 1984) acaba de publicar, con guión de su hermana la escritora Carmen Pacheco, su primera novela gráfica con la editorial ¡Caramba!, dirigida por el valenciano Manuel Bartual. Lo significativo de esta primera obra en papel es que viene precedida por el éxito de su webcómic, Let’s Pacheco!, que viene a confirmar que, también en el mundo del cómic, Internet está empezando a cambiar definitivamente las normas del juego. El universo de Let’s Pacheco! Está plagado de referencias personales, a la manera de otros cómics como las “Pequeñeces” de Lewis Trondheim o las “Memorias de un hombre en pijama” de Paco Roca. ¿Es la autoficción un auténtico género literario en el mundo del cómic? Cuando comencé Let’s Pacheco no era muy consciente de qué clase de cómic estaba haciendo ni de si se consideraría autoficción o no, sobre todo porque lo consideraba un mero ejercicio de dibujo y narración. Si me dibujo a mí misma o me baso en experiencias personales es porque me resulta más cómodo. Crear un personaje o una historia de ficción que no esté basado de alguna manera en mi propia experiencia me parece dificilísimo. El hecho de contar con una hermana escritora que le hace de guionista en algunas de las series debe ser una gran ayuda. Desde luego. Mi hermana es una fábrica de ideas. Yo necesito tiempo e inspiración para pensar y a veces tengo dos o tres ideas de golpe y otras no se me ocurre nada. Mi hermana es capaz de sentarse y decir “voy a pensar guiones” y escribir 10 guiones de una vez. Supongo que haber sido creativa publicitaria ha sido un buen entrenamiento. Además, los guiones de mi hermana aportan variedad al webcómic. Por ejemplo, hay a quien le gustan las tiras del señor Pacheco y a quien más “Divas de diván”. Son las series que más gustan y no tienen nada que ver.   ¿Cómo llegaron los editores de ¡Caramba! A su webcómic? Conocía a Manuel y Alba porque eran amigos de mi hermana desde hacía muchos años, así que ellos conocieron el webcómic desde el primer día. Por aquel entonces el primer número de ¡Caramba! estaba en marcha, pero no era oficialmente una editorial. Fue más tarde cuando se convirtieron en editorial y nos propusieron llevar “Let’s Pacheco!” al papel. En seguida nos pusimos con “Una semana en familia”.   En “Una semana en familia”, su primera novela gráfica, cuenta anécdotas personales y familiares, ¿va a seguir por el camino de la autoficción, o está preparando algo diferente? Lo ideal sería hacer ambas cosas. Me gustaría probar con otros géneros, dibujar algo de ficción y no necesariamente de humor. Y no dejar aparcado “Let’s Pacheco!”, sería genial sacar un segundo número, aunque todavía no hay nada planeado. En cualquier caso, aún no me atrevo a guionizar una historia larga, en ambos casos sólo la dibujaría. ¿El lector español está preparado para consumir cómic vía web sin necesidad de que estos salten al papel? (Vamos, que si alguna vez será rentable sólo publicar en internet) Supongo que sí. En otros países muchos autores publican sólo en internet sin saltar al papel y cuando lo hacen es únicamente mediante la autoedición. Creo que en el futuro llegará a ser rentable también en España, o al menos eso espero.   ¿Cree que es viable lo que hacen otros webcómics –como, por ejemplo, El joven Lovecraft-: publicar primero en internet y luego en papel las mismas historietas? Claro. La primera idea con ¡Caramba! era la de hacer un recopilatorio de lo publicado en la web, sólo que aún no había suficiente material. Cuando lo haya me encantaría publicarlo.   ¿En qué otros autores se fija a la hora de escribir y dibujar sus tiras? Me encanta el humor de Kate Beaton y su estilo de dibujo. Me gusta la manera de narrar de Meredith Gran y el acabado de las ilustraciones de Jillian Tamaki y Domitille Collardey.   Uno de los personajes con mayor éxito es el Señor Pacheco, su padre. Cuéntenos una historia del Sr. Pacheco que todavía no esté dibujada. El señor Pacheco se pregunta, ya que el éxito de “Let’s Pacheco!” es gracias a él y no a mí, por qué a él no le hacen ninguna entrevista. Queda pendiente esa entrevista, eso sí, sólo se la haremos si acude a la cita con su batín rojo. Entrevista publicada en el Diario Información

Entrevista a Begoña Oro

Begoña Oro es autora, traductora, consultora editorial pero, sobre todo, lectora. Sus dos últimos libros son “Pomelo y limón” y “Croquetas y wasaps”. En septiembre aparecerá “Buenas noches, Miami”, novela ganadora del X Premio Eurostars Hotels de Narrativa de Viajes, una autoficción que habla  “de la vida, el miedo, las ilusiones, la lengua, de crecer, de envejecer y de querer ser feliz”. Mantiene un estrecho contacto con los lectores a través de su blog en www.begonaoro.es y en su cuenta de twitter @granduquesa. “Buenas noches. Miami nace, como todo lo que importa, de la infancia”    Empecemos por lo importante. ¿Qué vamos a hacer ahora sin Ana María Matute? Los escritores no se te van hasta que no has leído todo lo que escribieron. Y qué pena llegar a ese momento. Me pasó hace poco con Oscar Wilde. Por suerte, aún no hemos leído todo de Ana María Matute, así que eso es lo que haremos: leer a Ana María Matute. Y además de leerla incansablemente, ¿qué autores contemporáneos cree que están preparados para tomar el relevo de todos los que se están yendo? Oiga, ¿por quién me toma? ¿Por la revista Granta? Es que… No sé, es difícil. Creo que hay buenas voces pero unas están secuestradas por la militancia y otras por el ombliguismo. Echo en falta esa libertad nada ensimismada de la Matute. Pero vamos, dicen que Jenn Díaz, ¿no? Usted mantiene un contacto directo con sus lectores gracias a las redes sociales, y mantiene una actividad intensa a través de twitter y de su blog ¿Qué importancia tiene esa comunicación inmediata con el lector? Creo que debería dejar de estar en twitter y de escribir en el blog para averiguarlo. Lo he intentado varias veces, pero siempre recaigo. Será que esa comunicación es necesaria. Sin duda más para mí que para mis lectores. Nadie nos echará de menos cuando dejemos tuíter. “Buenas noches, Miami” ha ganado un premio de narrativa de viajes, pero usted insiste en que está más cerca de la autoficción. ¿Cuál es la génesis de esta autoficción, y dónde están marcados los límites? El libro nace, como todo lo que importa, de la infancia. Cuando era niña, tenía una compañera de colegio que veraneaba en Miami Playa (Tarragona). Yo entonces no sabía que existía un Miami en Tarragona y me imaginaba a mi compañera con Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, los de la serie “Corrupción en Miami” (Florida). Tiro de ese hilo para contar lo que veo en un viaje a Miami (Florida) y también para hablar del miedo a envejecer, de lo auténtico y lo sucedáneo, de las cunetas del éxito y de algunas cosas más. ¿Los límites? En la obra digo que escribo este libro en bikini. Ahí tiene los límites. No le diré que es un tanga pero es un bikini escueto. Enseño hasta las estrías que me dejó la maternidad.     Contar un viaje es enfocar, es una forma de mirar. Dónde miras, dónde no, cómo cuentas lo que ves… inevitablemente te delata   ¿Contar un viaje es, acaso, la excusa para contarse uno mismo, para exponerse usando una coartada perfecta? Sin duda. Contar un viaje es enfocar, es una forma de mirar. Dónde miras, dónde no, cómo cuentas lo que ves… inevitablemente te delata. En este libro enfoco a muchas personas con las que coincidí en Miami, desde los entonces príncipes de Asturias, que fueron a inaugurar la Feria del Libro, hasta Nacho Cano, el de Mecano, Amaia Salamanca (sí, me crucé con la princesa de verdad y con la de mentira; eso es Miami), algunos poetas españoles o los profesores cubanos a los que impartí un taller; pero también me enfoco a mí misma, en bikini, insisto. Al fin y al cabo, esto de los selfies empezó antes en la literatura que en la fotografía. ¿Cuántos años llevamos con este cuento de la autoficción? ¿En la tradición de qué otras novelas de viajes –o autoficciones- encaja mejor “Buenas noches, Miami”? No es una crónica ordenada de viaje, sino más bien un conjunto de columnas que acaban formando el dibujo de una ciudad con la excusa del viaje de una mujer, o de una mujer con excusa del viaje a una ciudad, no sé. Y hay mucho humor. Me gustaría creer que comparte el espíritu de las crónicas de Julio Camba o de las Historias de Enric González. Los escritores no se te van hasta que no has leído todo lo que escribieron Dígame la verdad: ¿resulta aburrida la etiqueta de “autora de literatura juvenil que se atreve con la literatura para adultos”? Más que aburrida, resulta un poco ridícula. A mí me mueve a la risa más que al cansancio o al cabreo porque solo puede venir del desconocimiento. Lo que es verdaderamente atrevido es escribir literatura juvenil. Entiendo la literatura como una forma de comunicación y, en ese sentido, es una osadía que un adulto pretenda llegar a los jóvenes porque, ¿qué sabe de ellos? Yo parto de que no somos tan distintos, pero procuro no olvidar que como adulta tengo resabios que mis lectores juveniles quizá no merezcan. En fin, me gustaría ver a un Vila-Matas o a un Javier Marías en un salón de actos de un instituto con cientos de jóvenes. Eso sí es atrevimiento, y a mí me encanta. La LIJ está llena de títulos para adultos: Las brujas, La historia interminable, Las Aventuras de Alicia… ¿Qué libros de literatura infantil y juvenil cree que ningún adulto puede dejar de leer? Los que ha citado (en general, todo Roald Dahl, todo Michael Ende) y especialmente Peter Pan, porque la tragedia de ser adulto solo un adulto la abarca. Y Gloria Fuertes. Hay que leer a Gloria Fuertes y disfrutar también como adultos de toda esa bondad que “nos coló” cuando éramos niños.   Me gustaría ver a un Vila-Matas o a un Javier Marías en un salón de actos de un instituto con cientos de jóvenes La cobertura de Eurostars … Leer más

Entrevista a Jaime Rubio

Jaime Rubio (Barcelona, 1977) acaba de publicar su tercera novela, “El problema de la bala”, a través de la editorial Libro de Notas. Ambos representan la punta del iceberg de un formato que ya se está asentando: la edición digital. La novela destila un humor surrealista que Rubio no puede abandonar ni contestando nuestras preguntas. Pero hay que tomarlo en serio: tal y como el propio autor dice, el sentido del humor es la mejor manera de contar las cosas. No sé si sabría escribir algo que no hiciera reír La primera pregunta parece demasiado obvia: ¿Por qué publicar en digital? Publicar en digital es más fácil y más barato, por lo que se convierte en el método más sencillo para que alguien muy poco conocido y con el talento justo (estoy hablando de mí) pueda publicar sus libros y que se lean. También es adecuado porque el formato digital permite ofrecer los libros a precios más bajos, con lo que es aún más fácil que alguien se anime a comprar el libro de un desconocido. El problema de la bala cuesta 2,86 euros, que es más o menos el precio de un café y un croissant. Sí, el desayuno es la comida más importante del día, pero por un día no te vas a morir. O igual sí. No soy médico. Da la impresión de que el llamado “futuro de los libros”, leer en digital, no acaba de llegar nunca. ¿Dónde cree que está el problema? En realidad, no creo que haya ningún problema, al contrario. Ya hay mucha gente que usa lectores electrónicos y gente además de edades muy diferentes. Veo aparatitos de estos cada mañana en el metro, por ejemplo. Y por algún motivo, se ha convertido en el regalo perfecto para las madres, lo cual (y que se me perdone la generalización) ya indica que son dispositivos fáciles de usar y que ofrecen una experiencia de lectura lo suficientemente agradable como para no echar de menos el papel. Pero el libro en papel puede competir en igualdad de condiciones con el e-book, al contrario de lo que ocurría con el mp3 y el CD. Es muy práctico, es agradable al tacto y a la vista y no necesita batería, por ejemplo y por no entrar ni siquiera en aspectos fetichistas. El libro electrónico y el libro en papel convivirán durante mucho tiempo. El libro electrónico será muy útil para determinados libros (autores noveles, algunos ensayos más ceñidos a la actualidad, quizás y por ejemplo), mientras que el libro en papel mantendrá su público, que no creo que se ciña únicamente a las ediciones más cuidadas y lujosas. Cualquiera que esté leyendo esta entrevista hará bien en obviar mi libro y leer El tercer policía, En Nadar-dos-pájaros o los artículos de Flann O’Brian ¿Cómo es el proceso de edición digital, de la mano de Libro de Notas Por lo que a mí respecta, ninguna. Yo escribo el libro y se lo entrego a la gente de Libro de Notas, que cuida el texto con la máxima atención. Publicar con Libro de Notas tiene la ventaja de que son gente que conoce muy bien internet y que lleva años creando una comunidad de lectores alrededor tanto de su blog, como de la editorial, como ahora en Twitter. Es decir, además de que les gusta mucho editar y tienen muy buen criterio, saben perfectamente cómo promocionar el libro y sacar el máximo partido a sus recursos. Editar en formato ebook, ¿es una militancia de la que está convencido, o dará pronto el salto a la edición tradicional? No se trata de militancia, pero sí que me parece fundamental que cualquier libro esté también disponible en formato electrónico. Me parece una falta de respeto buscar la edición electrónica de un libro y no encontrarla. El miedo a perder negocio me parece ridículo porque yo he comprado libros en edición electrónica que no compraría en papel (porque me parece bien gastar 4 o 5 euros en uno de esos libros, pero prefiero gastarme 15 o 20 en otros). Por otro lado, creo que la edición tradicional única y exclusivamente en papel será para títulos muy específicos y editoriales que hagan cosas muy concretas. La tendencia será a ponérselo fácil al lector y a darle el mayor número de opciones posibles. El género que ha escogido, el humor surrealista, parece que también es algo arriesgado: no se leen demasiadas obras con ese estilo. No sé si es un riesgo, ya que es lo que me gusta (o al menos, una de las cosas que me gustan). Para mí, un riesgo sería escribir una novela de amor porque no sé nada del tema y me daría mucha pereza documentarme. También me parece curioso que no sea un género tan practicado, porque creo que a todos (o a casi todos), nos gusta reírnos. Sobre todo de la gente que se cae. Jajaja… Hace un rato he visto a un señor que se ha caído por las escaleras… Qué risa. Y qué bueno cuando el médico ha dicho que se había muerto. Se me saltaban las lágrimas. Como a su viuda. Da la impresión de que el irlandés Flann O’Brien es uno de los escritores que más han influido en El problema de la bala. Desde luego, Flann O’Brien me encanta, y cualquiera que esté leyendo esta entrevista hará bien en obviar mi libro y leer El tercer policía, En Nadar-dos-pájaros o sus artículos. También me gusta el humor de Spike Milligan, en especial los Goons, el programa de radio que hacía con Peter Sellers y que los propios Monty Python citarían como una de sus principales influencias. Y disfruto con autores como Jardiel Poncela, Mihura, Wodehouse, Simon Rich, Jack Handey y los cuentos de Woody Allen, por poner unos ejemplos. Desde luego, no quiero(ni puedo) compararme con ellos, pero me gusta mucho con este humor absurdo, en el que parece que no se diga nada de importancia, hasta que uno se da cuenta de … Leer más

Entrevista a Santiago Posteguillo

Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) acaba de publicar “La sangre de los libros”, una colección de relatos que desvelan el origen de muchos clásicos, anécdotas sobre autores y sus obras y curiosidades literarias. Desde Blasco Ibáñez a Dante, pasando por las muertes de Séneca, Bécquer o Pushkin, Posteguillo se ha convertido en autor de best sellers históricos ambientados en la Antigua Roma.   La literatura más audaz siempre incomoda al poder: ahí tienes a Séneca con sus tres condenas a muerte por tres emperadores distintos.  Si no comienzo preguntándole esto, más de un fan me va a matar: ¿Para cuándo la última novela de la trilogía de Trajano? Adelántenos, si puede, algo de la trama. Trabajo en ella a diario, escribiendo, haciendo esquemas, leyendo documentación, incluso aprovechando los huecos vacacionales para hacer viajes de documentación, pero estos libros de más de 1000 páginas y cien personajes precisan, en mi caso, de dos a dos años y medio. Intento que la novela esté entre otoño de 2015 y primavera de 2016. Lo esencial para mí es que la novela esté como los lectores desean que esté. Y de la trama te puedo anticipar que lógicamente incluirá las intensas campañas de Trajano en Oriente, batallas, traiciones, lealtades, historias de amor y un enfoque muy especial en el que intentaré mostrar no sólo el conflicto bélico entre Roma y Partia, sino también de qué forma esa guerra tenía consecuencias para lugares tan distantes como el norte de la India o hasta la mismísima China.  Ud. Es uno de los autores de novela histórica con mayor reconocimiento y ventas, ¿por qué ha decidido sacar ahora un libro sobre curiosidades literarias? “La sangre de los libros” es una colección de momentos estelares de los grandes clásicos de la literatura universal. Si puedo aprovechar algo de mi, digamos, popularidad entre algunos sectores de público lector para que algunos o muchos de ellos se interesen también por recuperar a Charlotte Brönte, Víctor Hugo, Lope de Vega, Emilio Salgari, Agatha Christie o Isaac Asimov, sería genial. Eso es lo que me mueve a escribir el libro. Quiero compartir cómo fue la génesis de muchos clásicos de la literatura con muchos lectores y lectoras con la ilusión de que “La sangre de los libros” los conduzca a librerías y bibliotecas a buscar a estos autores geniales. Pese a ser profesor de literatura, ha huido del formato del ensayo para contar las historias en formato ficcionado, como pequeños relatos, ¿busca esparcir el “veneno de los libros” de manera más directa, o es porque se siente más cómodo escribiendo de esta manera? Este libro huye del ensayo porque quiere ser leído por lectores desde muy jóvenes hasta de cualquier edad y de cualquier tipo de nivel cultural. Unos, los que más hayan leído, disfrutarán con el misterio, con la intriga de cada relato intentando averiguar de quién les estoy hablando en cada historia, y los que apenas hayan leído escritores clásicos descubrirán que personajes como Emily Dickinson, Séneca, Virgilio o Blasco Ibáñez, por mencionar algunos tenían unas vidas tan apasionantes que, ojalá, eso les mueva a interesarse por sus obras directamente. El formato relato da mucha más intensidad y acerca aún más la historia de la literatura, de los libros.  “La sangre de los libros” se puede leer saltando de una anécdota a otra, no es preciso leerlo de inicio a fin. He de confesarle que el relato de la muerte de Bécquer es uno de mis favoritos: ¿con qué pasaje se divirtió más, cuál recomienda para empezar la lectura? Se puede leer como uno quiera, pero si se lee según el orden que tienen en el libro, los relatos te dan un repaso por la historia de la literatura, desde Cicerón a Asimov, sin casi darte cuenta. Personalmente, el relato de “La rencarnación de Shakespeare” o el de “El asesinato de Agatha Christie” son de los que más me gustan. ¿Qué podemos aprender de estos pasajes históricos literarios, más allá de saciar nuestra curiosidad: hay una salvación, una esperanza para nosotros en la literatura? Podemos aprender que la literatura es vital, apasionada pero cargada de razones y motivaciones de personas por lo general muy inteligentes, intuitivas y sensibles a la par que valientes. Podemos aprender que los clásicos siguen siendo vigentes: tanto lo que escribieron como, en muchos casos, las injusticias que sufrieron. Así, por citar sólo dos ejemplos, el relato de “El viaje interestelar del VIH” y la estupidez de las administraciones sanitarias mal gestionadas y sometidas a políticos del todo incapaces nos muestra que lo que ha pasado con el ébola en Madrid es algo que ya ha pasado en otras ocasiones. O que la literatura más audaz siempre incomoda al poder: ahí tienes a Séneca con sus tres condenas a muerte por tres emperadores distintos. A veces leemos a autores que han tenido ideas cuestionables o directamente repugnantes, pero que nos han dado obras maestras ¿No hay un peligro al mezclar vida y obra? Bueno, generalmente la vida de la mayoría de los autores impregna de una forma u otra la obra que producen, sólo que en unos casos esta relación es más evidente que en otras. Yo he seleccionado autores que en ningún caso tuvieron, a mi entender, ideas repugnantes. Ideas transgresoras sí. El caso de la eutanasia, DH Lawrence y su madre en el relato de “Literatura más allá de la muerte” sería una historia que ilustra lo que acabo de decir: DH Lawrence fue públicamente maltratado por sus ideas. Hoy vemos que lo que pensaba es legal en muchos sitios, mientras que otros hay un gran debate abierto. Los escritores tienen la clarividencia de ser seres siempre adelantados a su tiempo, pero, lamentablemente, muchas veces sufren enormemente por ello, por ser tan visionarios.  Volviendo a su faceta de autor de novela histórica, ¿por qué escogió Roma, dónde está el resorte que le llevó a fijarse en el Imperio Romano? Siempre me interesó la historia de un imperio que se extendía desde la lejana Caledonia … Leer más

Entrevista a Enrique Vila-Matas

Enrique Vila Matas (Barcelona, 1948) es uno de los autores contemporáneos más leídos y traducidos; recientemente, ha recibido el premio Médicis por su novela El mal de Montano, convirtiéndose en el primer autor español que lo consigue, y precisamente en París transcurre su última novela, París no se acaba nunca, que nos sirvió de excusa para esta entrevista   Siempre estoy huyendo hacia delante, en un viaje sin posibilidad de regreso.   En las dos últimas novelas se observa cierta obsesión con el tema de la creación literaria, ofreciéndonos el anverso y el reverso de la misma; ¿esta nueva novela sobre tus años parisinos continúa la tendencia? En Bartleby se hablaba de los escritores que dejaban de escribir; en Montano me fui al otro extremo, al de alguien que lo vive todo en literatura y no puede parar de escribir. Si  Montano lo ha leído todo, y posee una biblioteca enorme, el personaje de París no se acaba nunca es muy joven y  maneja únicamente entre ocho y diez títulos. Es una novela muy autobiográfica y tiene un tono distinto, como un respiro tras las andanzas de Montano, y también es  otro giro más en mi producción. La novela surgió en el Puerto de Santa María, de una invitación que recibí para dar una conferencia sobre la ironía; la idea de escribirla surgió casi por casualidad,  cuento en ella  la historia de la confección en París, a mediados de los años 70, de mi primera novela, La asesina ilustrada. En este nuevo libro, como viene siendo habitual, mezclas ficción con ensayo, particularmente literario, ¿es una forma de reivindicar este género híbrido? He mezclado varios géneros en París no se acaba nunca: está planeada fragmentariamente, como un libro paralelo a París era una fiesta de Hemingway, que es también un libro de recuerdos y está escrito por fragmentos. Cada uno de esos fragmentos tiene el género adecuado a lo que quería contar en él, crónica periodística, el género memorialístico, el ensayo sobre la ironía, el relato breve, etcétera. ¿Qué diferencia hay entre este tipo de novela con tus libros de cuentos, que pueden leerse unitariamente? En El mal de Montano aparecía el cuento, en el nuevo libro también aparece, pero memorializo más, quizá obedece al tipo de libro que quería Hemingway, que se pasó su vida escribiendo cuentos, y después de su muerte se encuentra este libro. El cuento se incorpora dentro, como un género más de los fragmentos. Cada vez es más difícil discernir entre realidad y ficción, porque ficción y realidad están muy unidas Otra constante son las diferentes localizaciones, ¿es el viaje, el salir afuera, una necesidad para la creación literaria, o puede encontrarse todo en el interior? El viaje está por contraste a la vida monótona, lo que me gusta de París no se acaba nunca es que el comienzo y el final son dos viajes que guardo muy nítidamente en la cabeza; si me preguntaras qué hice o dónde estaba en otros años, debería echar mano del diario, estos dos años los tengo memorizados. El viaje se impone siempre en la literatura, ahí está La Odisea, que es quizá el primer libro. Una de las mejores cosas que se han escrito sobre mí es que mi literatura es “un  viaje al fondo de la noche sin regreso”, sin posibilidad de volver nunca a casa. Aquí vuelvo a mi juventud, pero revisitándola sin nostalgia y sin posibilidad de regreso, y así es como ha de ser. Claro que todos mis libros han sido escritos desde aquí [su casa en Barcelona], así que el viaje entra en contradicción con la escritura, en París no se acaba nunca aparece la dicotomía en un momento dado, entre  Rimbaud y  Mallarmé (la aventura o la vida en el domicilio) según avanza la vida, uno acaba saliendo, buscando fuera, y luego dentro, pero todo lo escribe, lo escribo quiero decir, sobre la mesa de trabajo que tengo desde hace 27 años en la Travesía del Mal –¡vaya nombre para mi calle!- de Barcelona. ¿Está Vila-Matas, como sus personajes, enfermo de literatura?  Para quitarme ese cliché de enfermo, he publicado esta nueva obra, y ahora me perseguirá la idea de que estoy volviendo a París. Recientemente estuve en Alemania para presentar la traducción de una anterior novela mía sobre espías, y allí me he sentido perseguido por la idea de que soy un escritor de espías. Siempre es una huida hacia delante, un viaje sin posibilidad de regreso. La escritura puede salvar al hombre hasta en lo imposible ¿Has encontrado respuesta a la obsesiva pregunta de Montano “Y si en el paraíso hubiera otra muerte”? Nadie propone una tercera vida a la existencia o no de Dios; es una forma de salir de esa dualidad entre la existencia o no de lo trascendente, que tan de moda está ahora; en Montano proponía la posibilidad de una literatura futura que hablase de esa tercera vía. La escritura puede salvar al hombre hasta en lo imposible. Con tus últimas novelas, ¿estás tratando de mostrar que ficción y realidad no están tan separadas? Es fundamental que se observe que cada vez es más difícil discernir entre realidad y ficción, porque ficción y realidad están muy unidas; trato de borrar las líneas entre ellas. Con París no se acaba nunca he intentado hacer, salvando las distancias, como Kafka en su diario: por ejemplo, un día registra una entrada donde cuenta un accidente que ve con una bicicleta; años más tarde, escribe el mismo accidente pero en forma de cuento, y aunque hay algunas diferencias, es básicamente lo mismo. Cualquier cosa puede ser materia literaria. ¿Es la literatura intrínseca del ser humano, o una “enfermedad”? Las hojas en que escribimos también son parte de la naturaleza, como lo son las hojas y los troncos de los árboles.  La misma ironía no es algo impostado en el hombre, no es algo añadido, sino algo con lo que nacemos, aunque tardamos en descubrirlo. Por fortuna, el ser humano está ligado intrínsecamente … Leer más

Entrevista a Carmen Pacheco

Carmen Pachecho (Almería, 1980) acaba de publicar su tercera novela, “En el corazón del sueño”, con la editorial SM. Publicista de profesión, y pionera en España en el mundo de los blogs, nos propone entrar en la vida de un grupo de onironautas enfrentados a un terrible peligro.   “En literatura juvenil, simplificar es un error” Como publicista, supongo que estarà acostumbrada a manejar las reglas literarias de la persuasión. R: Como publicista suelo preocuparme de que el lector mantenga el interés y de ser original, ofrecerle algo distinto; la ventaja que tendría mi producto, en este caso mi novela, frente a las demás. Pero el resto del proceso de escritura, por suerte, no se parece en nada a la publicidad. “En el corazón del sueño” trata el tema, largamente explotado en literatura, de los sueños como parte constituyente de la realidad ¿le ha sido difícil compaginar un texto “onírico” con otro “real” en una misma novela? No, desde el principio usé el recurso de cambiar el tiempo verbal de la narración para que el lector no se perdiera al saltar de un estado a otro, además del cambio de tipografía que se usó en la edición. La parte onírica es mucho más visual y mientras la escribía dudaba de mis dotes descriptivas, pero curiosamente, y por suerte, casi todos los lectores que me han dado su opinión coinciden con que es uno de los puntos fuertes de la novela. A la hora de escoger el tema y lenguaje de su novela, ¿se planteó que su público iba a ser adolescente? No, intento no condicionarme por la edad de los lectores. No creo que los niños y los adolescentes vivan en una realidad paralela y sean ajenos a los temas que tratamos los adultos. Tampoco creo que haya que simplificar los aspectos formales para que puedan comprender un texto, sólo en el caso de la literatura infantil hay que tener cuidado de no complicar demasiado la narración para que el lector con poca experiencia no se pierda. En el caso de la literatura juvenil simplificar me parece un error. Lo único que sí tienen mis novelas para niños y jóvenes es un elemento de reflexión que no trata de educar ni aleccionar, sólo de arrojar algo de luz sobre algunos temas vitales que a esas edades resultan más difíciles de entender. Aunque sinceramente, como lectura adulta, aún sigo buscando ese tipo de “iluminación” en los libros. A Celeste, la protagonista, le cuesta mucho más relacionarse en el mundo real que en el soñado, ¿quería retratar a una “outsider” social, o buscaba un personaje que se acomodase a la trama principal? La historia de superación personal de Celeste tiene tanta importancia en la novela como la trama fantástica relacionada con los sueños. Como he dicho antes, mi intención al escribir no es aleccionar. Sería incapaz de escribir una historia sin profundizar en la psicología de los personajes, y creo que también sería incapaz de escribir una novela que tratara sólo eso. Celeste tiene un blog en el “mundo real” –duermeceleste.blogspot.com- ¿cuánto ha enriquecido el proceso de escritura la comunicación que mantiene con los lectores por este y otros canales, como su propio blog o las redes sociales? El blog de Celeste es un complemento al libro, un pequeño extra-regalo para los lectores que después de leer la novela intenten buscar a Celeste en la red. No ha tenido mucha relevancia en el proceso de escritura del libro. Sin embargo, las redes sociales se mencionan en la historia porque ningún joven y ya casi ningún adulto es ajeno a ellas. Haber escrito tantos años un diario digital público ¿de qué manera influye en su literatura? Mi blog ha sido un buen entrenamiento de escritura y sobre todo de lo que supone la exposición de lo escrito a los lectores, que es una de las partes más difíciles del proceso de edición y publicación. Enfrentarte con la opinión de los demás es algo que puede ser duro si eres algo tímida, pero no hay más remedio que acostumbrarse. ¿Echa de menos –a la hora de escribir- el anonimato que tenía entonces? Ahora mismo parece que si eres anónimo en internet es porque tienes algo que ocultar. Desde la llegada de Facebook resulta lo más normal del mundo volcar tus datos personales a la red y escribir bajo tu nombre real. Por eso no me siento excesivamente incómoda teniendo un dominio que es mi nombre y mi apellido. Imagino que es una cuestión de perspectiva. ¿Va a quedarse en la Literatura Juvenil, o está preparando algún texto para otros públicos? No podría limitarme a escribir para un determinado público, igual que como lectora me interesan todo tipo de géneros. Lo que estoy escribiendo ahora no está destinado a la edición juvenil, pero no tengo intención de dejar de escribir para jóvenes o niños, es un público al que aprecio mucho y con el que me siento muy cómoda. Por último, ¿qué soñó anoche? No puedo recordarlo, pero estoy segura de que ha sido algo agradable porque me he despertado de buen humor. Aunque lo olvidemos al despertar creo que lo soñado incide en nuestro ánimo gran parte del día.

“El cine español debería hacer más ciencia ficción”

Entrevista a María Mínguez y Miguel Marcos Son jóvenes, valencianos, y ya han escrito su primera película. Miguel Marcos y María Mínguez son dos de los distinguidos con las ayudas al desarrollo de guión del IVAC (Instituto Valenciano del Audiovisual y la Cinematografía), con dos historias muy diferentes en su planteamiento pero cercanas en su esencia: unos astronautas atrapados en la estación espacial internacional, y unos viajeros atrapados en un aeropuerto. Ahora a ambos miembros del colectivo “Complot de Guionistas” les queda un largo camino hasta que ese guión pueda verse en el cine. ¿De dónde surge la historia que han querido contar? MARÍA: Pues aunque suene a tópico, de la vida. Un día estaba viendo una noticia en el telediario y pensé, ahí hay una historia que contar. MIGUEL: Tenía muy clara la premisa: los siete tripulantes de Estación Espacial Internacional se convierten en los últimos supervivientes de la humanidad tras la destrucción de la tierra. Ese inicio plantea una pregunta que me parece interesante: ¿qué somos capaces de hacer cuando ya no existe ninguna ley? Todo parte del intento de escribir una película de bajo presupuesto que pareciera una superproducción. Por eso en “La Última Misión” hay astronautas y naves espaciales, pero todo sucede en una sola localización y con siete personajes.  El reto era que se pudiera producir con un presupuesto asequible, pero que al mismo tiempo, por el género y la universalidad de la historia, pudiera tener proyección en el mercado internacional. El hecho de que fuera para una ayuda pública, ¿ha condicionado en algún aspecto la escritura? MIGUEL: No, en absoluto. Empecé a trabajarlo mucho antes de pensar en presentarlo a la ayuda  y no he cambiado ni una coma por ello. MARÍA: Realmente no, yo he contado la historia que quería contar, y supongo que por eso me he implicado y al final ha gustado. De todas formas, sí es cierto que para este tipo de ayudas, se aconsejan más los temas sociales, y casualmente, mi película encaja con eso. En el caso de “La última misión”, ¿consideró el riesgo extra que suponía contar una historia de ciencia ficción, género que –con honrosas excepciones- es prácticamente inexistente en nuestra cinematografía? MIGUEL: Tampoco había muchos thrillers carcelarios, y ahí está “Celda 211”. En los últimos años nuestro cine ha abordado el cine de género con excelentes resultados de crítica y público. No veo por qué la ciencia ficción tendría que ser una excepción. La historia de “Cancelados” cuenta con un protagonista grupal, personificado en varias historias que se van encontrando ¿Es una estructura más cercana a las películas de González Iñárruti, o a las obras corales de Berlanga? MARÍA: Pues un poco de todo, porque las estructuras de Iñárritu siempre me han encantado, y este es el tipo de estructura que tiene mi película, pero sus tramas son muy dramáticas. No como en mi guión, donde el drama y la comedia se mezclan, y se saca una sonrisa de hechos que en realidad son muy tristes.  Esta forma de hacer reír es en parte herencia del maestro Berlanga. En anteriores convocatorias, los guiones premiados no han llegado a ser rodados ¿Dónde creen que está el fallo en la cadena de producción? MIGUEL: Algunos de esos guiones están en fase de desarrollo, así que creo que hay margen para ser optimistas.  De todos modos, lo cierto es que resulta muy difícil para un guionista hacer llegar su trabajo a los productores.  Cualquier medida que pueda mejorar la comunicación entre unos y otros –jornadas de presentación de proyectos, un mercado del guión asociado a alguno de los festivales que se celebran en la Comunidad Valenciana- podría ser positiva. MARÍA: Creo que la industria audiovisual atraviesa una profunda crisis: la suya propia debido a la falta de espectadores, y esto sumado a la crisis económica.  A los productores les cuesta cada vez más arriesgarse con guionistas desconocidos , y muchos de los que obtenemos estas ayudas lo somos. ¿Qué camino les espera ahora a sus guiones? MARÍA: Bueno, pues supongo que el siguiente paso es moverlo por productoras hasta venderlo, para que no se quede solamente en el papel. No obstante, soy consciente de que ese camino es largo y complicado, y es muy posible que la película nunca llegue a realizarse. MIGUEL: El siguiente paso es buscar un productor interesado en el proyecto y presentarlo en mercados internacionales. Los protagonistas son de seis nacionalidades diferentes, lo que puede facilitar una coproducción entre varios países. Me llama la atención que ambos hayan escogido lugares donde los personajes están atrapados: la Estación Espacial Internacional y la terminal de un aeropuerto donde se cancelan todos los vuelos… MIGUEL: La Estación Espacial Internacional me parece un lugar fascinante. Es la obra de ingeniería más grande, cara y compleja de la historia de la humanidad. Tiene un potencial cinematográfico enorme, pero a pesar de eso no hay ninguna película que se ambiente en ella. Además, en el guión la Estación se convierte en una trampa sin salida, lo que pone a los astronautas en una situación límite. Me parecía interesante ver cómo reaccionaba un grupo de siete personas encerradas a cuatrocientos kilómetros de la tierra sin ninguna posibilidad de escapar.  En un escenario como ése, el instinto de supervivencia hace que los personajes demuestren su verdadera naturaleza. MARÍA: Supongo que es casualidad, y no, porque los espacios cerrados ayudan a mostrar los sentimientos de las personas en su estado más extremo. La gran desesperación de la gente viene cuando se sienten atrapados: en una vida insatisfecha, en un trabajo que no les realiza, en una crisis que le ahoga… Los espacios cerrados y asfixiantes en cine son una forma perfecta de traducir eso en imágenes. ¿Cómo ven el panorama del guión valenciano? MARÍA: Actualmente, complicado. En valencia hay muchos guionistas formados y muy profesionales, pero más de los que el mercado actual puede absorber, y eso lleva a muchas personas válidas no encuentren un trabajo estable. MIGUEL: La situación profesional es … Leer más