Óscar Mora

El metro

Si eres de Valencia, sin duda recordarás la imagen del cierre de canal 9. Como te puedes imaginar, el cierre de una televisión autonómica, en lo que respecta al cese de las emisiones, no es algo especialmente sencillo a nivel técnico. Lo que cerró fue RTVV, Radio Televisió Valenciana, por lo que las emisiones de radio, que son mucho más fáciles de interrumpir, se cortaron antes, dejando con la palabra en la boca a los presentadores (si no recuerdo mal, creo que estaban hablando de fútbol en ese momento).

En el edificio de la televisión vieron que a ellos también les iban a cortar la emisión, así que los que ya estaban dentro hicieron en directo el informativo que no quisieron, pudieron o supieron hacer en los años precedentes. Nadie podía entrar en el edificio desde el que se emitía, pero consiguieron colar a Beatriz Garrote, la presidenta de la Asociación de las víctimas del metro (actualmente no lo es). Le hicieron la entrevista que no habían querido, podido o sabido hacer anteriormente.

Fuente

En el fondo fue triste, porque ponía punto y seguido a una indignidad sin precedentes. En Valencia tenemos muchas polémicas de carácter político abiertas; la última es con la nueva Conselleria d’Educació, que tiene partidarios o detractores. También hay una gran polémica sin resolver con el barrio del Cabanyal, con (sin hilar fino) vecinos a favor y en contra del plan urbanístico. Polémicas.

Sin embargo, el maltrato y desprecio flagrante que sufrieron las víctimas y familiares del accidente de metro solamente tenía una cara: la falta absoluta de escrúpulos, la eficacia en la ocultación de la verdad y la absoluta indignidad de los responsables de acotar las causas, reparar el daño e informar a la sociedad.

El resto sobre el accidente de metro es historia contada: una comisión de investigación que, en apenas cinco días, vino a decir que todo transcurrió con normalidad, que el único culpable era el conductor del metro y era un accidente inevitable; unos informativos que soterraron la información y vocearon esta explicación, y unas cuantas familias pisoteadas que se reunían cada día 3 en un punto neurálgico de la ciudad, cayendo con el paso del tiempo casi en el olvido: salvo excepciones como aquella obra de teatro, 0 responsables, que nos hizo despertar un poco, muy poco. Pero donde mejor se puede obtener la información de todo lo que se ha investigado es en la web www.0responsables.com. Hasta que no vino Jordi Évole con Salvados, el asunto no recobró la importancia que merecía.

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Si no fuese todo tan dramático, el asunto sería el guión perfecto de una comedia neorrealista: políticos yendo a las casas de los supervivientes ofreciéndoles trabajo a cambio de no denunciar; documentación y papeles necesarios para la investigación que se pierden; pérdida del rastro de la caja negra del tren, que la gerente de FGV se llevó a su casa…

¿A qué viene todo esto ahora? A que la comisión se ha reabierto, y han pasado por allí algunas personas que debían haber dado explicaciones, pedido perdón o llevado a cabo acciones del mínimo sentido común y humanidad ante un accidente de esta magnitud. Resulta importante señalar qué es lo que han dicho, para poder recordárselo en el caso de que no sea cierto cuando todo por fin termine.

El expresidente Francisco Camps aseguró en la comisión reabierta:

“He estado con las víctimas desde el primer minuto”

Lo que choca frontalmente con la realidad: nunca recibió a las víctimas. En aquel momento, quizá lo recuerdes, el Papa Benedicto estaba visitando Valencia, y claro, prioridades son prioridades. No solo no recibió a las víctimas,

“Se nos dijo que nunca íbamos a tener una foto con Camps”

dijo la propia Garrote. Camps ha asegurado, además, que no había dado ninguna consigna, y que los medios de comunicación informaron libremente. Vistas las declaraciones de los periodistas puede ocurrir que

a) Camps diga la verdad, los periodistas decidieran no informar sobre el accidente, y ahora aprovechan para cargar contra él;

b) Camps mienta, lo cual es gravísimo.

Los responsables de informativos de la época también han pasado por la comisión. Sus nombres son Pedro García, Lola Johnson y Lluís Motes.

Hicimos nuestro trabajo con honestidad y responsabilidad. Hicimos periodismo.

Lola Johnson

Nunca hubo intención de ocultar ni vulnerar el derecho a la información, en ningún momento

Pedro García

La única concesión a que se cuele algo que no sea la versión oficial la ha dado Lluís Motes:

No fuimos los mejores, no hicimos el mejor trabajo, pero hicimos lo mejor posible

Que si no es una asunción de responsabilidades, por lo menos es algo. Enfrente tienen un estudio de la Unió de Periodistes que certifica que hubo manipulación informativa. Uno de los dos grupos, los exdirectivos y la Unió de Periodistes, están en un error. Volviendo al principio, el día del cierre de Canal 9, se emitió un directo desde la boca de metro* admitiendo que había consignas para fomentar la desinformación, se puede ver en este vídeo.

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El último compareciente que me gustaría resaltar es Juan Cotino. Quizá lo conozcas también por el programa de Salvados, en el que ha protagonizado momentos hilarantes. Cotino asegura que se reunió con 35 familias del accidente, pero que no les ofreció nada a cambio. Aquí está explicado. Por contra, Paco Manzanaro (y no solamente él), cuya mujer falleció en el accidente, dijo que sí que le ofreció un trabajo para su hijo. Como en el caso de Camps, nos enfrentamos a dos escenarios posibles:

a) Cotino dice la verdad, y Paco Manzanaro usa inexplicablemente el dolor de las víctimas y el suyo propio para causar daño político;

b) Cotino miente, lo cual es gravísimo.

Nos estamos acostumbrando a que no pase nada, a que nunca pase nada.

Yo no fui, yo no estaba allí, yo no vi nada, yo no hice nada. No puede valer.

* Nota marginal: la estación de metro donde se produjo el accidente se llamaba “Jesús”. Poco tiempo después, le cambiaron el nombre a “Joaquín Sorolla” por su cercanía la estación de tren del mismo nombre. Resulta indignante retirarle a las familias y supervivientes el nombre del lugar de la tragedia. Si ya estaba previsto el cambio, y se hizo después del accidente es torpe e insensible. Si se hizo deliberadamente, es mezquino. Hoy, la estación se llama Joaquín Sorolla-Jesús.

1 comentario en «El metro»

  1. Gran post, Óscar Mora. Lamentablement, tens tota la raó. Lamentablement, hi ha molts fills de puta que mai pagaran allò que manipularen ni el dolor que produïren.
    Gran post, Óscar Mora.

Responder a Carles