Óscar Mora

De Colón a Chiquito de la Calzada

Cuando Cristóbal Colón se echó a la mar camino del Cipango y el Catay, temía las amenazas habituales en los viajes marítimos de la época: el escorbuto, las tormentas, el régimen de vientos, un motín o la broma. De hecho, cuando Colón admitió el fracaso de su cuarto viaje a América, y se disponía a regresar a España, la broma inutilizó sus barcos, haciendo que naufragaran en las costas de Jamaica. La broma no es un chiste que corriera entre la tripulación, sino un molusco alargado y muy feo. Tanto que, mejor que una foto, prefiero poner un dibujo: Se trata de una pequeña concha de la que sale un cuerpo carnoso, el cual a su vez se introduce en la madera de los barcos y se queda a vivir allí, alimentándose de la celulosa. El nombre está cogido directamente del griego brôma, que a su vez viene de bibróskein, “Comer con avidez”. La broma como concepto entra en el lenguaje durante el Siglo de Oro, y se puede leer en Quevedo o Tirso de Molina, pero en aquel tiempo todavía es simplemente una traslación del peso literal de la broma en los barcos a una pesadez metafórica: personas o situaciones pesadas o cargantes. Dice Quevedo: Que le dán por marido un cuerpo broma, Anima zancarrón por lo Mahóma. Así lo recoge el Diccionario de Autoridades de 1726 Se llama tambien qualquiera cosa pesada, y que es de poca ò ninguna estimación Añadiendo en otra entrada: Es una broma. Phrase con que metaphoricamente se dá à entender, no solo el que es pesado y molesto en su trato y conversación, sino otra qualquiera cosa, que excéde notablemente de lo que le corresponde: como es un libro, un escríto, que es mui dilatado, y lleno de lo que no pertenéce à su argumento y objéto* Hay otras dos entradas en el Diccionario de Autoridades para broma: el mazacote de los albañiles, y un guiso de avena que ya recogía Covarrubias. Pero ni la cocina ni el ripio consiguieron imponerse, y el uso metafórico de broma como algo pesado fue invadiendo campos semánticos cercanos, y en 1817 ya era sinónimo de chanza, como recoge 300 historias de palabras: Chancearse con cualquiera en cosa que le es peculiar sin que parezca ofensa En 1884 se asimila broma a diversión. Desde ese momento, ya se le puede hablar de broma a un marinero sin que se le erice el vello de la nuca. * El porqué de las grafías y acentos gráficos del XVIII se ve claro. Solamente me descoloca la tilde objéto. Porque, ¿si es diacrítica, con qué se puede confundir?

El viaje de las palabras: ¿Qué tiene que ver San Joaquín con los dólares?

Lo bueno de las etimologías es que empiezas en un rincón del mundo y acabas en otro. Empezando por el final, acudimos al DRAE dólar Del ingl. dollar, y este del b. al. daler. 1. m. Unidad monetaria de los Estados Unidos de América, el Canadá, Australia, Liberia, Nueva Zelanda y otros países del mundo. 2. m. Moneda de plata de los Estados Unidos de América, el Canadá y Liberia. Ese b. al. significa “bajo aleman”, porque la voz inglesa dollar debe su nombre a una mina alemana. En la mina de plata del valle de Joachimsthal comenzaron a acuñarse unas monedas que, por un lado, llevaban la efigie del patrón local, San Joaquín, que es además el patrón de los mineros; por el otro, el león de Bohemia. Helas aquí.     Esta, en concreto, es de 1525, pero las primeras fueron acuñadas en 1519 de manera ilegal por parte del conde Jerónimo Schilk*, de esta manera, se saltaba el límite de almacenaje de plata en lingotes que imperaba en el Sacro Impero Romano Germánico. Muy astuto, el conde. Una vez que consiguió la aprobación para poner en circulación la moneda, esta se hizo muy popular, y está calculado que acuñaron alrededor de dos millones, que para el siglo XVI no está nada mal. Como el lenguaje tiende a la síntesis, la moneda pronto se conocía como Thaler o Taler, pasando a España como Tálero. Entretanto, los españoles habíamos encontrado vastas minas de plata en México y Perú. Como ya sabéis, los metales preciosos solían fundirse y acuñarse en las propias minas, en el caso de la plata, en reales de a ocho. Como los de esta imagen:     No he elegido las dos mejores imágenes para comparar las similitudes, pero ambas monedas eran muy parecidas, prácticamente iguales en peso y circunferencia. De táler a dólar solo hay un paso, máxime sabiendo que ambas monedas convivían en América, lo que hizo que, para diferenciarlas, al real de a ocho se le llamase Spanish dolar en la parte anglófona del continente; la hispanohablante les llamaba pesos españoles. El real de a ocho ha dado lugar no solo a los dólares estadounidenses y canadienses, sino también a otra serie de monedas en América y Asia, incluyendo el yuan chino. Del libro 300 historias de palabras: (…) cuando Estados Unidos formalizó su moderno sistema monetario, se decidió conservar el nombre de la moneda, cuyo valor inicial, de hecho, era equivalente al del peso español de la época (…) ¿Y el símbolo del dólar? También está cogido del real de a ocho: la columna de hércules, envuelta en la banda de Plus Ultra: $. Quién le iba a decir al padre de la virgen María que iba a dar nombre a la moneda más importante del sistema capitalista.   *La estirpe de los Schlick es longeva y ubérrima. Es curioso que en slang, la palabra Schlik haya derivado en “Un donnadie**, alguien que no va a llegar a nada en la vida” **Sí, donnadie es la grafía que recomienda la RAE, al menos el gestor de su twitter. Donnadie no está recogido en el DRAE, con ese feo dígrafo nn -que dio origen a la ñ- casi exclusivo en las palabras que empiezan con n a las que se añaden prefijos con-, in-, en-…